IDENTIDAD ROBADA
Con
el relato de una mujer que presenció el secuestro de su prima en diciembre de
1977, el testimonio de la hija de un desaparecido en septiembre de ese año cuya
identidad fue robada por uno de los represores que lo secuestró y el aporte de
una simpatizante del PC de Lanús que estuvo 6 días en la Brigada a fines del
’77, continuó el debate por uno de los CCD más grandes del conurbano oeste en
dictadura.
Por HIJOS La Plata
La
primera testimonial de esta audiencia correspondió a LILIANA ESPÓSITO, prima de Ana
María Espósito, quien ya declaró en el debate sobre su secuestro y el de su
esposo Aníbal Ces, ocurridos el 9 de diciembre de 1977 en Lanús. Ana María y
Aníbal eran simpatizantes de la federación Juvenil Comunista del PC. Liliana
contó que en esa fecha estaba yendo a la casa de su tía, madre de Ana María,
ubicada en Lanús y donde su prima trabajaba haciendo camisas. Pero al llegar ve
que hay dos hombres armados apostados en la vivienda. Como no podía ingresar y
no quería exponerse dejó pasar el tiempo mientras registraba los detalles de lo
que sucedía. Al rato vio que sacaban a su prima y se la llevan en una
camioneta. Entonces decidió entrar a la casa, donde habían quedado sus tíos y
el pequeño hijo de su prima de 1 año y dos meses. La testigo dijo que con
posterioridad supo que los represores habían llevado a su prima a la casa del
esposo de ésta, Aníbal Ces, para esperarlo y que allí ambos fueron llevados a
un Centro Clandestino de Detención en La Matanza. Destacó también que su padre
y su tío realizaron varias gestiones para averiguar dónde estaban sus
familiares, con los debidos Habeas Corpus y hasta una reunión en el municipio
de Lanús con varios compañeros de su prima. Por esa vía se enteraron que otros
compañeros de su prima habían sido secuestrados en esos días, entre los que
recordó a Ana Ehgartner y su marido Jorge Farsa, y Haideé Mabel Rodríguez.
En
el debate ya aportaron su testimonio Ana María, su esposo Ces, y los compañeros
de militancia en el PC de Lanús: Ehgartner, Farsa, Eduardo Nieves y Sigfried Watzlawik,
todos secuestrados y llevados a la Brigada de San Justo. Ana María dijo que de
la casa de sus padres la llevaron secuestrada en una
camioneta marrón a su domicilio, distante a 3 cuadras, donde fue golpeada y
víctima de violencia sexual. Tras una hora llegó Aníbal, al que entraron de los
pelos pidiéndole que de nombres. Como no obtuvieron nada los llevaron a ambos
tabicados en la caja de una camioneta, donde ya estaba secuestradas otras
personas a las que Ces reconoció como Haideé Rodríguez y José Sánchez, apodado
“Negro Black”. Espósito, Ces y Rodríguez fueron liberados el 28 o 29 de
diciembre del ’77, cuando los volvieron a sacar en una camioneta. Entre los represores que actuaban en la
Brigada Ana Espósito recordó a “Panza” “Eléctrico”, “Tiburón”, “Víbora” y “El
Coronel”. Finalmente agregó que fue a la señalización de la Brigada de San
Justo, ingresó al lugar y reconoció el calabozo donde estuvo cautiva. En la
octava audiencia de este debate Ces afirmó que los represores “Víbora”, apodo
de Rubén Boan, y “Tiburón”, apodo de José Antonio Raffo, comandaron el
operativo en su casa. Además recordó los apodos de otros represores como “El
Jefe” que era un segundo de Raffo, “El Panza” que se hacía el bonachón y “Eléctrico”,
que los hacía lavar la celda. El testigo realizó en la audiencia el
reconocimiento fotográfico de 2 de los represores imputados en el debate: Boan
y Héctor Carrera. Por su parte en la séptima audiencia de este juicio Nieves
recordó como activos en la Brigada a los represores “Víbora” (Boan), “Capitán
Luz” y “El Panza”, que estuvo presente en el operativo de su secuestro, y uno
al que llamaban “El Veterinario”, de voz gruesa, que le aplicó una inyección
con antibiótico y cree que es el médico policial Jorge Vidal, imputado en el
juicio.
El
siguiente testimonio fue el de ANDREA
GUERECHIT, hija del militante de la JP y Montoneros Orlando Luis Guerechit,
secuestrado el 13 de septiembre de 1977 y desaparecido desde la Brigada de San
Justo.
Andrea
comenzó relatando que su familia estaba compuesta por su padre, vendedor
ambulante de embutidos, su madre Rosa Agüero y su hermano de 2 años, homónimo de su padre. Recordó a
su padre como una persona amorosa, divertida y jovial. Vivían en Bella Vista,
partido de San Miguel, a una cuadra y media de la sede de Campo de Mayo, en una
casilla muy humilde que constaba de una pieza y una cocina. Hacía poco se
habían mudado allí y antes vivían en Barrio UTA de San Martín.
La
noche del secuestro la madre y los niños estaban durmiendo y su padre en la
cocina charlando con un amigo, el militante de la UES Osvaldo Raúl Corrales,
apodado “Café”, que estaba realizando el servicio militar obligatorio en Campo
de Mayo. Cerca de la 1 de la mañana se escuchó como una explosión: era el grupo
operativo había arrancado la puerta de la casilla. Así ingresó una patota de
hombres armados y de civil que apuntaron a todos y los redujeron. Según Andrea, que al momento tenía 6 años, sabían
que había dos niños porque ella se escondió debajo de la cama y los represores
preguntaron “¿Dónde está la nena?”. Cuando la sacaron de su escondite vio que
eran 6 hombres de los cuales 2 eran conocidos porque frecuentaban la casa y
supuestamente eran amigos y compañeros de su padre. Uno era apodado “Petiso” y el
otro “Colorado”. Los represores se encargaron de dar vuelta toda la casa, y
mientras preguntaban por armas de fuego les rompieron todas las pertenencias,
hasta las fotos familiares. “Esta foto que tengo de mi papá la recuperé de una
foto que alguien publicó de un casamiento al que mis padres estaban invitados.
No me quedó ninguna foto familiar porque lo rompieron todo”, dijo Andrea ante
el tribunal mientras mostró una imagen de Orlando.
En
un momento se llevaron a su madre encapuchada, a su padre atado con cadenas y a
“Café” Corrales sin tabicar. Antes de irse el hombre apodado “Petiso” les dijo
a los niños “tranquilitos que mamá y papá ya van a volver”. Andrea y su hermano
quedaron solos, pero a los pocos minutos llegó al lugar un tío político que los
vistió y los llevó a la casa de sus tías maternas en Loma Hermosa, partido de
Tres de Febrero. Luego Andrea pudo reconstruir que antes de secuestrar a sus
padres y a Corrales la patota había ido a la casa de sus tías en Loma Hermosa,
donde apuntaron a toda la familia y obligaron a su tío a llevarlos hasta la
casa de la familia de Orlando en Bella Vista.
La
testigo afirmó que su madre fue liberada el mismo día del secuestro y que por
relato de su madre supo que en el traslado la llevaron con Orlando y con
Corrales en un auto en un viaje bastante corto hasta un lugar donde bajaron a
su padre y a “Café”, y que Guerechit antes de ser llevado pudo despedirse de su
esposa y le dijo que cuidara a los chicos. Rosa Agüero también escuchó que en
lugar donde bajaron a su esposo cerraron un portón muy pesado y ladraban unos
perros, hasta que salió una mujer que refiriéndose a ella dijo “esta no es”.
Luego la liberaron.
Andrea
contó también que hasta hace muy poco tiempo no supo nada del destino de su
padre, hasta que por otra hija de desaparecido, Claudia Congett, pudo rastrear
el archivo de militantes peronistas desaparecidos que confecciona el
historiador Roberto Baschetti y acceder al testimonio de José Moreno, ex
detenido de Brigada de San Justo que compartió cautiverio con su padre y con “Café”
Corrales. A través del testimonio de ese sobreviviente se sabe que Orlando
Guerechit estuvo en la Brigada de San Justo por lo menos hasta que José Moreno
fue trasladado desde ese lugar al “Pozo de Banfield”, es decir hasta fines de
septiembre de 1977.
Sobre
la familia Corrales la testigo dijo que vivían a media cuadra de la casa de su
tía, tenían un almacén y la madre de dos hermanos era Elsa Olivera. Además de
Osvaldo “Café” Corrales, secuestrado con su padre, Andrea conoció al hermano
Ernesto Lorenzo Corrales, apodado “Topo”. Dijo que al momento de los hechos
tenía una bebé y estaba conviviendo con una chica. Ernesto “Topo” Corrales fue
secuestrado una semana antes que su hermano de su casa de Loma Hermosa, partido
de Tres de Febrero, y estuvo en la Brigada de San Justo por lo menos en el mes
de septiembre del ’77. Al igual que su hermano “Café” continúa desaparecido.
Sobre
su situación como hija de desaparecido Andrea contó que ella y su hermano
pasaron de tener una familia a estar desposeídos de todo. Sufrieron el
desarraigo de la familia paterna, que decidió alejarse de ellos. Vivieron en la
pobreza y su madre tuvo que salir a limpiar casas de familia. Ella y su hermano
salieron a trabajar desde muy jóvenes: “Nos robaron la infancia y la inocencia”,
sentenció.
Como
si la situación de la desaparición forzada de su padre no fuera suficiente, Andrea
contó que hace unos 20 años fueron con su madre a realizar unos trámites al IPS
en paralelo a buscar la causa de su padre. Entonces supieron que la persona
apodada “Petiso”, que había participado del operativo en su casa, había usurpado
la identidad de su padre para cometer ilícitos: había sacado una cuenta
corriente en el Citybank y realizaba estafas con cheques sin fondo. Según
Andrea esa persona “realizó una traición tras otra a la familia”. Agregó que
estos dos personajes visitaban a su padre por lo menos desde 2 o 3 años antes
del secuestro, cuando la familia vivía en Barrio UTA de San Martín. La
testigo describió al “Petiso” como una persona baja de unos 35 años y al “Colorado”
como rubio y buen mozo. Al momento de mirar el álbum de represores de San Justo
reconoció al “Petiso como Jorge Beiruti y al “Colorado” como Roberto Suárez.
Además señaló a 2 agentes de la Brigada imputados en este debate, Héctor
Horacio Carrera y Raúl Carballo, como participantes del operativo en que secuestraron
a su padre.
Para
finalizar Andrea pidió justicia verdadera por su padre y los 30 mil
desaparecidos y exigió “que los que hicieron esto paguen por las atrocidades
que cometieron”. Dijo que hoy conoce la Brigada de San Justo, y que había
pasado muchas veces por allí y “nunca imaginé que fuera un lugar terrible de tormentos
y atrocidades”. Al igual que otros familiares y sobrevivientes dejó sentado su
reclamo de la desafectación de la Brigada para instalar allí un sitio de
Memoria.
El
último testimonio de la jornada fue el de
NORMA BEATRIZ MARTÍNEZ, esposa de Eduardo Nieves, secuestrados el 29 de
diciembre del ’77 del domicilio de Jorge Farsa y Ana Ehgartner en Lanús.
La
sobreviviente relató que aquella noche estaban en la casa las dos mujeres y
Nieves con sus hijos preparando la cena y esperando a Farsa, cuando cayó un
operativo de hombres armados que los puso contra la pared y revisaron toda la casa.
Entonces se quedaron esperando a que llegara Farsa, lo que ocurrió uno hora
después. Al llegar el esposo de Ehgartner los llevan a todos vendados hacia 2
coches y dejan a los hijos de ambas parejas con unos vecinos. Tras un viaje
bastante largo llegan a un lugar donde los suben a un primer piso y los sientan
en unas sillas. Luego los depositan en una celda a ella con su marido, Ehgartner y otro muchacho cuyo
nombre no recuerda, mientras Farsa fue puesto en otra celda aparte. Allí
estuvieron 4 días con los brazos encadenados a la pared y a merced de la
patota. La testigo dijo que primero sufrieron tortura psicológica, cuando los
ubicaron boca arriba en el piso mientras los amenazaban y caminaban alrededor
con borceguíes. En esa circunstancia Ana Ehgartner fue quemada en el cuerpo con
cigarrillos. El último día los llevaron a una sala donde los desnudaron y a
ella la ubicaron en un colchón húmedo donde le aplicaron picana eléctrica
mientras la tapaban con una almohada en la boca. Allí le preguntaron por su
militancia en el partido y por el nombre de una persona que ella desconocía. El
procedimiento se repitió 3 veces. Luego la devolvieron a la celda.
Martínez
aclaró que si bien ella y su marido estaban afiliados al PC, ella sólo
acompañaba y no tenía un gran desarrollo militante. Por la reconstrucción que
hizo posteriormente, supo que cuando Aníbal Ces, a quien conocían por la
militancia en el partido, había sido liberado de la Brigada de San Justo fue a
la casa de Farsa y atrás de él llegó el operativo en donde las dos parejas
fueron secuestradas.
Sobre
el momento de la liberación la testigo dijo que se produjo tras 6 días en el
lugar de cautiverio: primero la soltaron a ella junto a Ehgartner y el muchacho
que estaba desde el inicio en la misma celda, que según testimonio de Ehgartner
y del propio Jorge Garra se trata de Oscar, hermano de Jorge. Los llevaron a
una sala, les dieron de comer, ya que hacía 4 días que no ingerían alimentos, y
los llevaron en auto hasta Valentín Alsina. Farsa y Nieves estuvieron unos días
más desaparecidos, hasta ser liberados el 10 de enero de 1978. Martínez dijo
que entre los trastornos que sufrió producto de su secuestro y torturas durante
2 años escuchaba sirenas en su cabeza. Agregó que se enteró donde estuvo
detenida por las averiguaciones que realizaron su esposo y Farsa, ya que habló
con su esposo en aquellos años pero nunca más volvió a tocar el tema.
Cabe
recordar que en el debate ya testimoniaron Nieves, Ehgartner y Farsa. Nieves
mencionó que los represores de San justo actuaban con los apodos de “Lagarto”, “Eléctrico” y “Conejo”, todos guardias de las
celdas, “Víbora” (Boan), “Capitán Luz” y
“El Panza”, que estuvo presente en el operativo de su secuestro, y “El
Veterinario”, de voz gruesa, que le aplicó una inyección con antibiótico y que
cree que es Jorge Vidal. Ehgartner afirmó que por averiguaciones realizadas con su
marido pudieron dar con un legajo de la DIPPBA donde figuran las fechas de
secuestro y liberación de ambos, y un seguimiento a Farsa de 1 año y medio antes
que los secuestraran. Además reconoció del álbum de fotos de represores de San
Justo que le fue exhibido a 2 represores imputados en este juicio, Héctor
Carrera y Raúl Carballo, como integrantes del operativo que fue a su casa. Farsa
detalló la lista de otros militantes comunistas que sufrieron la cacería
desplegada desde la Brigada de San Justo: Aníbal Ces y su esposa, José Sánchez,
llamado “Negro Black” y el primer detenido del grupo, Sigfried Watzlawik, Jorge
Garra, secretario de la Juventud Comunista de Avellaneda Lanús, la esposa y el
hermano de Garra, y su propio hermano Roberto Farsa, que fue secuestrado antes
que él y sufrió un cautiverio de 25 días. Farsa recordó que entre los
represores que actuaban en la Brigada estaban los apodados “Víbora”,
“Eléctrico” y “Colores”.
La próxima audiencia será el miércoles 8
de mayo desde las 11 hs. Para presenciarla sólo se necesita concurrir a los
Tribunales Federales de 8 y 50 con DNI.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario