El 13 de agosto comenzó en La Plata el juicio por los crímenes cometidos en el Centro Clandestino de Detención de la Brigada de Investigaciones de San Justo. El debate incluye imputaciones a 19 represores por 84 casos, 31 de los cuales corresponde a personas detenidas-desaparecidas. LAS AUDIENCIAS SON LOS MIÉRCOLES DESDE LAS 10 AM EN LOS TRIBUNALES FEDERALES DE LA PLATA, CALLE 8 Y 50. (Se extenderá hasta 2019).

miércoles, 31 de julio de 2019

03 DE JULIO: TRIGESIMA PRIMERA AUDIENCIA

CONFIRMACIONES

Con dos testimonios aclaratorios de la identidad de la víctima apodada “Polenta” a quien se creía Ricardo Pérez, pero finalmente se trataba de Luis Ángel García, se completó en el debate la rueda de testigos. Se abre el espacio para los pedidos de ampliaciones de las querellas por una cantidad de delitos no contemplados en la pobrísima instrucción de esta causa realizada por el ministerio público.

Por HIJOS La Plata




La audiencia se inició con la testimonial de la sobreviviente de la Brigada de Sanjusto ADRIANA CRISTINA MARTÍN, que ya había relatado su experiencia en la 4ta audiencia del juicio pero fue nuevamente citada para una aclaratoria de la identidad de Luis Ángel García,apodado “Polenta”.
Anteriormente Adriana había relatado los dos secuestros que vivió, en diciembre del ’76 y septiembre del ’77. En este último la recluyeron en la Brigada con un grupo deotros xx compañeros de la Unión de Estudiantes Secundarios de la zona oeste ypudo saber de otras muchas personas que pasaron por el CCD. En la oportunidad anterior también había contado que un día cerca del 28 de diciembre del ’77 vivió el calvario de presenciar el fusilamiento de sus compañeros de la UES: dijo que los sacaron tabicados en grupo en distintos autos, tras un largo trayecto los bajan y escucha “¡arrodilláte!”, seguido de ráfagas de disparos a su lado. Luego corridas y gritos y la orden “¡súbanlos!”. La testigo afirmó que a ella le gatillaron 3 o 4 veces en la cabeza y se desmayó, para luego despertar nuevamente en la celda de la Brigada.
Adriana fue liberada el 31 de enero del ’78, y ni bien salió fue a avisar a las familias de sus compañeros lo que había vivido. Sin embargo no había podido narrar plenamente el fusilamiento de sus compañeros Sonia VonSchmelling, Alejandro Aibar, Marcelo Moglie, los hermanos Jorge Luis y Juan Alejandro Fernández, Enrique Ricardo Rodríguez y Luis Ángel García.
En esta segunda oportunidad la sobreviviente amplió sobre “Polenta” de quien dijo que era su responsable como miembro de la UES, a la que ella se había sumado en el año ’75, y donde lo conoció como un militante muy orgánico y de alta responsabilidad. Recordó reuniones de la UES en Ituzaingó donde estaban loshermanos Fernández, Sonia y “Chelo Moglie”. Contó que “Polenta” le llevaba material político a su escuela, la ENET 1 de Moreno donde Adriana era presidenta del centro de estudiantes. Dijo que no conocía nada de su vida personal, que era 4 años mayor que ella y que lo dejó de ver a mediados del ’76.
Entonces se le exhibieron a la testigo fotos de Luis Ángel García de su legajo policial y otras aportadas por su hermano y lo reconoció como su compañero “Polenta”. “Lo vi más de un año cuando estábamos en libertad y lo vi en San Justo con otros compañeros de la UES” afirmó Adriana. Y agregó que en San Justo cruzaron las miradas en una escena terrible de tortura colectiva en la que los represores obligaban a los detenidos a ver como se sometía a sus compañeros: “era una metodología”sentenció la sobreviviente.
Ante la pregunta de si “Polenta” estaba en el grupo que fue sacado para fusilar en diciembre del ’77 dijo que sí y que ese día actuaron más de 20 represores. Ella estaba con Sonia en una celda y los 6 varones en la “leonera”. Los sacaron a todos juntos en varios autos, los llevaron a un descampado, los bajaron, los juntaron y comenzaron a rematarlos. El fiscal Agustín Vanella le preguntó por qué no había afirmado antes con tanta seguridad que sus compañeros habían sido asesinados, a lo que la testigo respondió que “ante tanto dolor no pude poner palabras, me costó mucho el ejercicio de la memoria para reconstruir lo que pasó. En el juicio por la Subzona 16 declaré que sufrí un manoseo, pero en realidad fue una violación ocurrida en la Comisaría 3ra de Castelar. Lo negué mucho tiempo porque fue muy traumático vivir que a una chiquita de 14 años como era yo se la viole y le maten a sus compañeros. Hoy sí lo puedo decir”, concluyó.


A continuación se escuchó el testimonio de CARLOS RIVAROLA, ex detenido desaparecido de la zona oeste y militante de Montoneros que expuso de manera breve y en específico sobre el grupo de militantes de la UES zona oeste, en particular sobre Luis Ángel García, apodado“Polenta”. El testigo dijo que fue militante de la Juventud Peronista, luego dela UES en Morón e Ituzaingo, pero ya para 1976 había pasado a desempeñar tareas en el área “territorial” de Montoneros. Sufrió varios operativos de búsqueda ypasó a la clandestinidad, hasta que  fue secuestrado en septiembre de 1976. Fue llevado a la Base Aérea de Palomar, de allí a la Base de Morón, luego a la Comisaría 3ra de Castelar y tras varios interrogatorios circulado varias veces entre esos tres CCD.
Cuando cayó estaba en Palomar con otro compañero llamado Lázaro Gutiérrez que hoy continúa desaparecido. Entre sus compañeros de la UES recordó a los hermanos Juan Alejandro y Jorge Luis Fernández, a quienes apodaban “los gallegos”, a las hermanas Adriana y Zoraida Martín, a Marcelo “Chelo” Moglie, a Enrique “Pluma”Rodríguez y a otros apodados “Chino”, “Gitano” y Hormiga”. Respecto a Luis Ángel “Polenta” García dijo que por cuestiones de seguridad no sabía su nombre, pero lo describió físicamente y recodó que “Polenta y Pluma siempre andaban juntos”. Al exhibírsele fotos de García aportadas por la fiscalía lo reconoció como su compañero. Sobre el destino de ese grupo de compañeros el testigo dijo que en su momento no supo lo que les sucedió, ya que él estuvo detenido-desaparecido hasta agosto de 1977, al ser liberado se fue a Paso del Rey y luego a Zapala y volvió a la zona oeste recién para el año ’79. Mucho después supo que “Polenta”y “Pluma” cayeron juntos en un operativo en septiembre del ’77 y están desaparecidos.

Aclarada con los testimonios de Adriana Martín y Carlos Rivarola la situación de lavíctima apodada “Polenta” y del grupo de militantes de la UES zona oeste sacados de la Brigada de San Justo para ser fusilados el 28 de diciembre del’77, se abre en el debate espacio para los pedidos de ampliaciones de las querellas, por esos homicidios tanto como por otros secuestros y tormentos que no fueron tenidos en cuenta en la elevación de esta causa, por una apropiación de menor y por los diversos delitos sexuales cometidos como parte del plan genocida.

lunes, 8 de julio de 2019

19 DE JUNIO: TRIGESIMA AUDENCIA

APARICIONES

Con dos testimonios de concepto continuó el debate por uno de los CCD más grandes del conurbano oeste en dictadura. Diana Kordon habló sobre los efectos psicosociales del terrorismo de Estado, en especial sobre los delitos sexuales como parte del plan genocida. Sofía Egaña expuso sobre la tarea de identificación de los restos del detenido-desaparecido José Reinaldo Rizzo, víctima y caso en esta causa identificado en 2009.

Por HIJOS La Plata



El primer testimonio correspondió a DIANA KORDON, médica, psiquiatra, psicoterapeuta y coordinadora del Equipo Argentino de Trabajo e Investigación Psicosocial (EATIP). Convocada como testigo de concepto por la querella del espacio Justicia YA, Kordon es coautora de los libros: “Efectos psicológicos de la represión política”; “La impunidad: una perspectiva psicosocial y clínica”, “Desarrollos sobre grupalidad: una perspectiva psicoanalítica”; “Paisajes del Dolor Senderos de Esperanza, Salud Mental y DDHH en el Cono Sur”; “Efectos psicológicos y psicosociales de la represión política y la impunidad. De la dictadura a la actualidad”; “Sur dictadura y después…Elaboración psicosocial y clínica de los traumas colectivos”; entre otros. Algunos de sus trabajos pueden leerse en
La psicoterapeuta comenzó con una reflexión sobre su implicación en este juicio y dijo que
“estos son juicios históricos para Argentina y para el mundo. Son fruto de la lucha sostenida de más de 40 años del pueblo argentino y de los organismos de Derechos Humanos. Por eso deben realizarse en las mejores condiciones para obtener justicia por los 30 mil detenidos desaparecidos y por eso pedimos la apertura de archivos por los miles de desaparecidos cuyo destino se desconoce”.  Además agregó “yo estoy implicada directamente por lo que sucedió. Conocí personalmente los hechos sucedidos en el Complejo 17 de La Tabalada y conozco el terror que causó la represión”. Además dedicó su testimonio a la memoria de Luis Tarquini, ex detenido de la Brigada de Investigaciones de San Justo que falleció antes de poder dar testimonio en este debate.
A continuación presentó un extenso y detallado PowerPoint para desarrollar sobre los efectos psicosociales del Terrorismo de Estado. En principio dio una definición al decir que “la situaciones traumáticas de origen social, como es un genocidio, inciden tanto en las personas que los sufren directamente como en el cuerpo social en su conjunto”. Así según Kordon el efecto sería en múltiples generaciones y también a través de las generaciones “porque a más de 40 años del golpe genocida ya estamos trabajando sobre efectos en la tercera generación afectada por este fenómeno”. Por ello afirmó que desde el EATIP conciben lo ocurrido con la dictadura militar como un Genocidio, en el sentido estricto del “aniquilación material de un grupo social” que ha desarrollado el sociólogo Daniel Feierstein en sus trabajos, pero, agregó Kordon, “correspondida con la necesidad de producir modificaciones en las relaciones sociales” y sobre todo con el hecho de que “el poder que implementa el genocidio produce una narrativa para intentar generar consenso sobre lo ocurrido”.
Así, para Kordon el sistema de terror de la dictadura se propuso tanto la represión directa, con el secuestro, la tortura, la desaparición, la apropiación de niños, las torturas sexuales, el exilio, etc, como elementos constitutivos, como también la instalación de un discurso dominante que garantizara las condiciones para el control social. En el caso argentino la psiquiatra citó las campañas de inducción psicológica que desarrolló el régimen dictatorial a través de los medios de difusión masiva para culpabilizar a las víctimas e imponer el silencio sobre lo sucedido. “El objetivo era crear un modo de comprensión de los sucesos que estaban ocurriendo y que la población asumiera como natural el terror y la represión dictatorial”, afirmó Kordon. 
Además explicó el mecanismo de las situaciones traumáticas, aquellas donde ciertos estímulos invaden violentamente la vida psíquica de la persona, donde se siente que se pierden todos los apoyos donde sustentarse y donde el sujeto no está en condiciones de metabolizar lo que le sucede. Así, una situación traumática de origen social como lo es ser víctima directa o indirecta del terror represivo, tiende según Kordon a producir parálisis y desestructuración psíquica, por eso dificulta la implementación de defensas adaptativas: “es tal la potencia del estímulo que la persona no puede responder”.
Con ello, además del sentido individual que se le otorgue al hecho traumático sucedido, Kordon destacó el procesamiento social de las situaciones traumáticas y dijo “yo no conozco ninguna otra experiencia en donde se haya vivido situaciones de terror de parte del Estado en las que haya habido un proceso de respuesta social al traumatismo como la hubo en la Argentina. No ha ocurrido ni en países vecino donde hubo dictaduras militares. En el caso del Holocausto se tardó 20 años para empezar a revisarlo socialmente. En Argentina la lucha contra la impunidad y el castigo a los responsables se dio durante la misma dictadura”.  Por esto si hay un procesamiento individual, pero también social de los fenómenos, esto lleva a pensar a lo social no como externo al sujeto sino como parte de la interioridad de la persona. Por eso una respuesta social a los discursos dominantes establecidos por el represor rompe la alienación que ese discurso pretende y hace a un lado el mandato de silencio social sobre lo sucedido, que no sólo opera obligando a callar sino también instando a ser vocero de ese discurso dominante.

Kordon definió con claridad la estricta mecánica de la tortura, lo que vale tanto para las prácticas dictatoriales como para las veladas prácticas represivas en gobiernos constitucionales a los que cuesta mucho llamar democracia: que la tortura es una práctica sistemática ejercida por agentes del Estado en función de tales cuyo objetivo, además del de obtener información para la represión, es aniquilar la resistencia de la persona y destruir su identidad, incluida la autoestima. En esa “experiencia extrema en la que ronda el fantasma de la muerte” se impone la destrucción del esquema corporal y se vivencia una soledad extrema de la que, quizás, nunca se vuelve.
Ahora, sobre una forma específica de la tortura, los delitos sexuales, la especialista estableció que fue en dictadura una práctica habitual en los centros clandestinos de detención, una práctica que ha sido y es poco denunciada, ya que las víctimas en general sólo lo han contado a personas muy cercanas.
En lo ensencial la tortura sexual, como forma extrema de la violencia de género, tiene como efecto atemorizar y confinar a la mujer a un espacio psíquico y simbólico de subordinación y temor permanente. Pero lejos de reducirse a la acción de algunos individuos que solo buscan el logro personal de una satisfacción sexual o el ejercicio de un poder de sometimiento sobre la mujer, tiene múltiples afectaciones (psíquicas, biológicas y relacionales) y como política de Estado en dictadura buscaba destruir la identidad y el funcionamiento sexual en la mujer ya que el cuerpo erógeno es el núcleo de la identidad personal, y tiene en el varón un efecto destitutivo del rol asignado de macho fuerte y activo.
Para Kordon los delitos sexuales son motivo de un doble silenciamiento: desde el Estado que los produce, antes desde el aparato militar-policial-penitenciario, pero hoy se dice “lo personal es político” y “el Estado es responsable” ante un crimen sexual, pero por otro lado también desde las víctimas, que se identifican con la culpabilización.                                  
La sanción jurídica y social de la tortura sexual en el marco del Terrorismo de Estado en la Argentina contribuirá a la reparación colectiva de las víctimas y a la lucha contra la impunidad” afirmó la psicoterapeuta.
Llegados a este punto para Kordon la importancia de las prácticas de respuesta social a los diversos crímenes de Estado radica en la construcción de representaciones sociales y enunciados identificatorios contra hegemónicos. En sus propias palabras: “Así como las Madres de Plaza de Mayo ocupan la escena pública durante la dictadura exigiendo la aparición con vida de los detenidos desaparecidos, el juicio y castigo a los culpables, juegan un rol de desnaturalización de la represión y fundan un nuevo principio de realidad, de denuncia y de demanda hacia el Estado. Por eso el movimiento de DDHH sostenido a lo largo de más de 40 años tuvo un papel fundamental que es la lucha contra la impunidad”.  Pero además Kordon fue más allá y planteó que así como es destacable el papel de las mujeres en la resistencia anti dictatorial es hoy el surgir del poderoso movimiento de mujeres el que posibilita dar un marco de respuesta social a los delitos sexuales. Hoy hay un mejor marco para plantear que lo sexual es simultáneamente privado y social. A entender de la especialista, por eso mismo hoy se comienzan a escuchar con mayor soltura algunos testimonios de tortura sexual ocurridos en los Centros de exterminio de la dictadura, porque hay una mayor elaboración social de la intensa relación entre la acción colectiva y lo individual o singular.
En una brillante y extensa exposición, Kordon depuso también sobre la memoria como campo de disputa, el efecto reparador de los juicios a los genocidas y la transmisión de lo traumático del Terror de Estado en la segunda y tercera generación de afectados, los hijos de desaparecidos, los jóvenes apropiados e incluso los hijos de los genocidas que se han formado y visibilizado como uno de los más recientes colectivos de Derechos Humanos que repudian el genocidio y hasta reniegan de sus apellidos.
Finalmente, a pregunta de la querella de Justicia Ya sobre el efecto de la ausencia física de los genocidas imputados en las audiencias del debate, Kordon planteó que la presencia de los verdugos al momento de testimoniar los sobrevivientes es una situación muy fuerte, pero no necesariamente traumática, ya que la víctima puede eventualmente relatar hechos y situaciones frente a su verdugo que de otra manera no las podría decir. En los juicios de La Plata parece empezar a imponerse la modalidad contraria, presencia de los represores al inicio del debate para las indagatorias y luego ausencia total hasta la sentencia.
El testimonio de Diana Kordon devela en esencia que esa memoria pensada como disputa tiene batallas específicas y que la aparición en los relatos de los sobrevivientes de los delitos sexuales que sufrieron y su conceptualización como delito autónomo y parte esencial del plan sistemático de represión va a tono con el avance del movimiento de mujeres en el planteo de estas problemáticas y debe recibir la debida atención y castigo de parte de la justicia.


A continuación se escuchó a otra testigo de concepto, SOFÍA EGAÑA, antropóloga e integrante del Equipo Argentino de Antropología Forense que realizó una descripción de la tarea de identificación de José Reinaldo Rizzo, secuestrado el 17 de noviembre de 1976 y asesinado tras pasar por los CCD Brigada San Justo y Brigada de Investigaciones de Lanús (Avellaneda), conocido como “El Infierno”.
Convocada por la querella de Justicia YA, Egaña explicó que el EAAF trabaja como auxiliar de la justicia aplicando la ciencia forense para la identificación y determinación de causales de muerte de restos esqueletizados, descompuestos o quemados, en contextos donde hubo personas desaparecidas y cuerpos sin identificar. En este caso su tarea consistió en un análisis antropológico, médico forense y genético sobre restos óseos derivados desde la Asesoría Pericial de La Plata (APL) y recuperados en distintas exhumaciones realizadas por orden judicial desde 1984.
La licenciada explicó que por entonces “diversos juzgados ordenaron el levantamiento de restos en 8 o 9 cementerios de la provincia de Buenos Aires, que fueron derivados para su análisis a la Asesoría.  En esos años las exhumaciones se hicieron de forma inadecuada por bomberos o sepultureros, utilizando maquinaria pesada, lo que impidió determinar las condiciones de hallazgo y evidencia asociada a esos cuerpos”. Agregó que luego los organismos de DDHH y el Estado convocaron al doctor Clyde Snow, antropólogo norteamericano fundador el EAAF, y se comenzó un trabajo sistemático y científico de recuperación de restos. Y entre las primeras exhumaciones del año ’84 se recuperaron los restos de quien posteriormente fue identificado como José Reinaldo Rizzo en el cementerio de Isidro Casanova, La Matanza, conocido como “cementerio Villegas”. Fueron derivados a la APL, guardados en bolsas en depósito hasta fines de los años ’90.
Recién en 2002, por oficio judicial, el EAAF recibió esos materiales para su análisis. Se trataba de un total de 77 cajas y bolsas con evidencia y carteles casi ilegibles, de los cuales se rearmaron los restos de 70 personas, 17 mujeres y 53 hombres. Esos restos fueron llevados a la Morgue Judicial de CABA y tanto el EAAF como el Cuerpo Médico Forense de la Corte Suprema, realizaron los estudios.
En lo que interesa a este debate, Egaña explicó que entre los restos había un grupo de 5 cuerpos hallados en fecha 31/12/76 en La Tabalada y con causal de muerte asentada como “hermorragia aguda”. Una de las actas llevó a la identificación de los restos de Rizzo. En su caso el material eran 2 bolsas negras inventariadas como Nº28 y 54, etiquetadas como “sin rótulo” y una de las bolsas con una etiqueta que decía “bolsa 18 ic nº7” (ic refiere a Isidro Casanova). Del estudio antropológico de los estos se determinó que se trataba del esqueleto de una sola persona al que le faltaban huesos de manos y pies, y correspondían a un masculino adulto, de entre 36 a 48 años, de 1,75 metros de altura, sin patologías graves anteriores a la muerte y con material odontológico que aportaba a la identificación. Los restos presentaban varias lesiones producidas en circunstancias de la muerte de la persona: fracturas en la mandíbula, clavícula izquierda, húmero izquierdo, cúbito derecho, 3 costillas izquierdas y segunda vértebra lumbar, todas compatibles con lesiones producidas por al menos 3 proyectiles de arma de fuego. De hecho se encontró un fragmento de proyectil alojado en una vértebra. La coincidencia entre el hallazgo del cuerpo en Tablada, su ingreso al cementerio en Isidro Casanova y los detalles del análisis forense, sin embargo no eran suficientes para la identificación científica plena. Por ello en 2008 se envió material a un laboratorio de EE.UU. para cotejar el perfil genético de los restos junto con material de los perfiles genéticos producidos a través de muestras del banco del EAAF de familiares de desaparecidos, parte de su campaña “Iniciativa Latinoamericana para la identificación de personas desaparecidas”. El resultado dio en 2009 un 99,9% de compatibilidad con la identidad de José Rizzo.

Finalmente Egaña señaló que de los 70 cuerpos exhumados originariamente como parte del proceso en el que ella tuvo participación, se identificaron 40 personas. Recordemos que como parte de su tarea el EAAF ya recuperó 1.400 cuerpos e identificó a 795 personas detenidas-desaparecidas. Los informes anuales de la tarea del organismo pueden verse en
José Reinaldo Rizzo fue trabajador de la fábrica Cegelec y delegado gremial en esa tarea. Además integró el grupo de militancia que para el año ’76 se encontraba armando el Partido Peronista Auténtico en la zona, junto a otros referentes desaparecidos como Gustavo Lafleur, Ricardo Chidichimo y Héctor Galeano, todos sindicalistas de La Tablada, Villa Luzuriaga y Villa Constructora, que fueron secuestrados en serie y llevados primero a San Justo y luego a Avellaneda.
En la 3ra audiencia de este debate Nancy Rizzo, hija del dirigente gremial, dio su testimonio con las cenizas de su padre en una urna de madera y dijo “No es morbo,  mi papá está acá presente”. Relató el secuestro de su padre por una patota de tipos de civil de la humilde casilla que ocupaban en la calle Berón de Estrada de La Matanza. Lo recordó como una persona muy solidaria y combativo en los reclamos laborales y afirmó que durante un lapso previo al secuestro su padre había estado escondido porque había sido golpeado y amenazado por punteros de la patronal. Nancy relató la búsqueda infructuosa que realizó su madre, hasta que por dos hermanos de apellido Solís y Nilda Eloy, todos ex detenidos del CCD “El Infierno”, confirmaron el paso de José con vida por ese lugar hasta  fines de diciembre del ‘76. Nancy detalló que por sus averiguaciones hoy sabe que  su padre fue asesinado y su cuerpo plantado a 15 cuadras de la casa de la familia con información fraguada de un supuesto enfrentamiento recordado periodísticamente como “El tiroteo de Aldo Bonzi”. Nancy contó además que todo el procedimiento en la Morgue policial de La Plata fue irregular, que los restos de su padre fueron exhumados en 1984 en el cementerio Villegas de San Justo, identificados por el Equipo Argentino de Antropología Forense en 2009 y recién entregado a la familia 1 año más tarde. Nuevamente la desidia judicial se impuso en el caso: en esta causa como en la ya elevada a juicio por el CCD “Infierno” sólo se contempla el secuestro y tormentos a Rizzo, pero no por su homicidio, producido desde la Brigada de Lanús. “¿Me van a decir que esto no es un homicidio?”, preguntó Nancy a los jueces señalando la urna con los restos de su padre, y agregó “Yo esperé 42 años este momento. Uds van a decidir si creí en la justicia en vano o no”. Con esa sencilla frase se impuso el reclamo de un poco de coherencia, es decir que se haga pesar judicialmente algo que no en todos los casos sucede, y que es toda una aparición: la confirmación de la identidad de los restos y de la verdad sobre el destino final de las personas que quiso eliminar el Terrorismo de Estado. La oportunidad de saldar tanta indolencia aún está abierta.   


Y si de enmiendas se trata, al finalizar la audiencia el fiscal Agustín Vanella realizó un planteo donde advirtió que en la instrucción de la causa realizada por el Ministerio Público hubo un error en la identificación de una víctima. Se trata de quien según testimonios era apodado “Polenta” y quien en principio se identificó como Ricardo Pérez, supuestamente secuestrado en Hurligham el 16/9/77 junto a Enrique “Pluma” Rodríguez y llevado a la Brigada de San Justo entre octubre y diciembre de ese año. Ahora, por diversas averiguaciones, habría indicios de que “Polenta” es la víctima Luis Ángel García. Con ello solicitó la citación a prestar declaración de Pedro García, hermano de la víctima, Carlos Rivarola, ex militante de la UES que conoció a García, y volver a convocar a Adriana Martín y Elda Rodríguez, que ya declararon en el debate.
En el Registro Único de Víctimas del Terrorismo de Estado (RUVTE) figuran los datos de Luis Ángel García Cabrera, de 20 años, oriundo de Capital Federal, secuestrado el 30/9/77 en San Justo. Aclarada la situación y sin oposición de las partes, se hizo lugar al planteo y se citará a los testigos requeridos para profundizar los hechos de la desaparición de García.

La próxima audiencia será el miércoles 3 DE JULIO desde las 11 hs. Para presenciarla sólo se necesita concurrir a los Tribunales Federales de 8 y 50 con DNI.