El 13 de agosto comenzó en La Plata el juicio por los crímenes cometidos en el Centro Clandestino de Detención de la Brigada de Investigaciones de San Justo. El debate incluye imputaciones a 19 represores por 84 casos, 31 de los cuales corresponde a personas detenidas-desaparecidas. LAS AUDIENCIAS SON LOS MIÉRCOLES DESDE LAS 10 AM EN LOS TRIBUNALES FEDERALES DE LA PLATA, CALLE 8 Y 50. (Se extenderá hasta 2019).

miércoles, 15 de mayo de 2019

08 DE MAYO: VIGESIMA SEXTA AUDIENCIA

DOS HISTORIAS DE LA BRIGADA
 
Con los testimonios de las hijas del militante montonero Héctor Ricardo Iramain, desaparecido en enero de 1978, y del hermano del militante de la OCPO Saúl Jaime Szajnbaum, desaparecido en noviembre de 1977, continuó el debate por una de los CCD más grandes del conurbano oeste en dictadura.
Por HIJOS La Plata
 


La audiencia se inició con la testimonial de ELSA PATRICIA IRAMAIN, la hija mayor de Héctor Horacio Iramain, militante sindical y dela organización Montoneros apodado “Mosca”, secuestrado y desaparecido el 28 de enero de 1978.
Patricia inició relató que aquel día la familia estaba en su casa de Morón, un departamento que alquilaban y en cuyo frente funcionaba una dependencia del sindicato de Trabajadores Talleristas a Domicilio (STTAD), de obreros textiles, donde su padre atendía a los afiliados en trámites referidos a la obra social y otra cuestiones. Como a la 1 de la tarde tocaron timbre y Patricia, que tenía 14 años, fue a abrir la puerta. Entonces entraron 9 tipos armados preguntando por su padre. En la casa estaban sus hermanos Nanci, de 8 años, Leonardo, de 11 meses, y la esposa de su padre, María del Carmen Sosa. La pareja tenía otra niña, Verónica, que vivía con los abuelos. Héctor no estaba, se había ido a atender un pequeño comercio de ropa que tenía en la ruta 3 Kilómetro 35. Tras revolver todo y no encontrar nada el jefe de los represores  dijo que Patricia los tenía que llevar hasta donde estaba su padre, pero la joven se negó: se agarró de la mano de su hermana Nanci y enfrentó a la patota. Entonces los represores se llevaron a Carmen, mientras en la casa quedaron dos de la patota con los tres chicos. Patricia recuerda que en esa circunstancia no los dejaban moverse ni comunicarse con nadie, uno de los represores, morocho y vestido de civil, la hizo mirar por la ventana para que viera que afuera había más hombres armados, y le dijo “tu papá hizo algo y lo va pagar”.  Así estuvieron hasta las 5:30 de la tarde, cuando trajeron a Carmen y el que comandaba el operativo, rubio y vestido de camisa y pantalón negro, ordenó que no trataran de buscar a Héctor ni denuncien lo ocurrido. Se llevaron una agenda de teléfonos y se fueron.
Carmen contó que la llevaron a buscar a Héctor fueron al negocio y no estaba. Un muchacho del barrio, que colaboraba allí con Héctor, les dijo a los represores que estaba en un club lindero jugando a las bochas. Entonces fueron y lo identificaron. Héctor trató de mostrar un carnet de retirado de Prefectura  pero se lo llevaron en una camioneta color verde militar junto con Carmen. Al llegar a un determinado sitio que Carmen no pudo determinar, bajaron a Héctor y la mujer escuchó que tiraban baldes de agua y comenzaron a torturar a su compañero, del que escuchaba los gritos de dolor.
Patricia señaló que sus abuelos paternos Ramón Santiago Iramain y Sara Margarita Ucha, también fueron secuestrados en el domicilio de éstos previo al operativo de Morón.  Fueron llevados a la Brigada de San Justo, donde les sacaron la dirección anterior de la familia de Héctor. Tras chequear ese lugar los represores volvieron y los amenazaron, tras lo cual obtuvieron la dirección real para secuestrar a Héctor y los liberaron en un descampado.
La testigo afirmó que a través de contactar a la sobreviviente Adriana Chamorro pudo saber que su padre estuvo en la Brigada de San Justo desde su secuestro, que Adriana lo cruzó en el Pozo de Banfield entre junio y julio del ’78 y Héctor le dijo su nombre, que venía de San Justo y que tenía 3 hijas. Adriana también le contó a Patricia que su padre, que era robusto y alto, estaba muy flaco y desmejorado, lo cual no le impidió desplegar algún gesto de solidaridad: le dio sus alpargatas a María Asunción Artigas de Moyano, que estaba secuestrada allí descalza y la defendió cuando un grupo de represores quisieron abusar de ella.
En la audiencia 17 de este debate Adriana Chamorro habló por videoconferencia desde Montreal, Canadá, dijo que fue secuestrada en febrero del ’78 y llevada a la Brigada de San Justo y luego al Pozo de Banfield. Dijo que en este último sitio vio a Héctor Ricardo “Mosca” Iramain, que venía de San Justo y  al que recordó como integrante de la custodia de la UOM, que había sido detenido en enero del ’78 junto a 2 policías federales por hacer un negociado para venderle armas al ERP.
Patricia recordó a su padre diciendo “Tenía 33 años, fue un buen padre, trató de darnos lo mejor aunque tuviéramos una vida austera. La gente me cuenta muchas anécdotas de él y eso es gratificante. Me dicen que era un amigo de fierro, un tipo recto y muy trabajador. Desde ese día sentimos que tiraron una bomba en la familia y todo se vino abajo. Pasamos muchas necesidades. Vivimos en casas prestadas. No sé si hizo algo malo, pero no era esa la forma de que lo pagara”. Además sobre las consecuencias que la ausencia de su padre les dejó, agregó que “tuve 2 intentos de suicidio buscando poder reunirme con mi papá en algún momento”. Dijo también que su abuelo Ramón murió literalmente sentado en el zaguán de su casa esperando a que llegara su hijo Héctor.
Finalmente Patricia leyó un texto que le escribió a su padre el día que iba a cumplir 70 años y que decía: “MI viejo querido. Tenías tan solo 33 años cuando te vi por última vez (…) Fuiste un gran hombre, un luchador, un excelente amigo de tus amigos, un gran compañero de lucha de tus compañeros, y por sobre todas las cosas un hombre con códigos hasta las últimas consecuencias. Ese fue mi papá”.
 

A continuación se escuchó el relato de NANCI IRAMAIN, quien ratificó íntegramente los dichos de su hermana y agregó que “mi padre era un laburante, un excelente padre y un militante político coherente”. Nanci, que tenía 8 años al momento de los hechos, dijo que
Recuerda los dichos de los represores cuando la tenían retenida con sus hermanos: “nos decían que íbamos a terminar muertas o en un colegio si no decíamos dónde estaba mi papá”. Señaló que “por ser la más chica me ocultaron muchas cosas para protegerme”. Su abuelo Ramón murió cuando ella tenía 11 años y sin embargo en ese tiempo pudo hablar  con él de lo sucedido: le contó todo y le pidió que siempre recordara lo que le estaba relatando. Entre otros hechos le dijo que él y su abuela fueron secuestrados antes que su padre de su casa de calle Salta al 2000 de Rafael Calzada. Fueron encapuchados y llevados en un vehículo hasta un lugar donde Ramón fue torturado para que dijera dónde estaba su hijo. Al llegar secuestrado, Héctor lo saludó como siempre hacía, con un doble apretón de mano sobre el hombro mientras Ramón estaba sentado y atado en una silla. Por este detalle Nanci deduce que tanto su padre como sus abuelos fueron llevados a la Brigada de San Justo.
Nanci agregó que antes del secuestro de sus abuelos y su padre, habían ido a buscar a su mamá, que estaba separada de su padre, y también hubo un operativo buscando a una persona que había gestionado la venta de la casa de la abuela paterna. Además afirmo que en la casa de sus abuelos vivó un hermano de su abuela que tenía problemas psicológicos y que huyó del operativo en que secuestraron a sus abuelos y nunca más volvieron a verlo.
“Nuestra vida fue una película de terror”, sintetizó Nanci, y concluyó “vivíamos mitad en casa de mis abuelos y mitad en lo de mi tía. Patricia tuvo que salir a trabajar para ayudar en la casa. Yo no me crie con mi madre, el único que me protegía era mi papá y no pudo hacerlo. Espero que esto sirva para que los represores que hicieron esto tengan un juicio justo. Mi papá y mi abuelo no lo tuvieron. Y a nosotros nadie nos ayudó. Necesito que se haga justicia, que se pague todo lo que vivimos después de la desaparición de mi padre”.
 

El testimonio final de la jornada correspondió a SERGIO SZAJNBAUM, hermano del militante desaparecido de la Organización Comunista Poder Obrero (OCPO) Saúl Jaime Szajnbaum, secuestrado en Capital Federal el 21 de noviembre de 1977 y visto por arios sobrevivientes en la Brigada de San Justo y en el “Pozo de Banfield”.
Sergio comenzó relatando los episodios de persecución que sufrió su familia en el tercer gobierno peronista y previo al secuestro de su hermano en dictadura. Dijo que tras el asesinato del diputado nacional Rodolfo Ortega Peña, ocurrido el 31 de julio de 1974, con su hermano decidieron sumarse a una caravana que despedía sus restos en el cementerio de Chacarita. Saúl fue en micro con un grupo de diputados y él fue en subte con otro grupo. Ese día el jefe de la Policía federal, Alberto Villar desató una represión en la que hubo persecuciones a caballo entre las tumbas, varios legisladores debieron defender el féretro de la policía. El hecho dejó un saldo de 400 personas detenidas y a las pocas semanas la Triple A arrojó volantes frente a algunas comisarías con listados de los 400 detenidos, con sus nombres completos y domicilios, y amenazas de muerte. Saúl cayó detenido ese día y su familia recibió distintas amenazas de muerte telefónicas. Por ese motivo la familia decidió vender la casa de calle Pedro Goyena donde vivían, en el barrio de Caballito y una tienda que poseían en la zona.
Sergio contó que para el año ’77 Saúl tenía 22 años, estudiaba bioquímica, radio y televisión, trabajaba en una empresa de perfumes y militaba en la Organización Comunista Poder Obrero (OCPO), un grupo político militar conducido entre otros por Dardo Castro, constituido en 1974, y que logró un desarrollo teórico, político y organizativo que lo llevó a participar de las experiencias más importantes del movimiento obrero y popular argentino de la década del 70. Una colección de publicaciones recuperadas de la organización se puede ver en
Además Saúl estaba de novio con una chica llamada Ruth. Los hermanos vivían juntos en un departamento, y sufrían un clima de paranoia por el despliegue de las patotas del Terrorismo de Estado. De hecho un familiar les avisó que había caído un operativo en la casa de Pedro Goyena buscando a Saúl. Entonces Sergio decidió irse a vivir con sus padres, y Saúl se mudó con Ruth a un departamento en Belgrano R.
El 21 de noviembre de 1977 Saúl salió del curso de radio y televisión, se encontró con su novia y se fueron a esperar el tren Mitre para volver a casa. En ese momento aparecieron unos Falcon  que alcanzaron a Saúl sobre la calle Corregidores, mientras Ruth se refugió en una casa de vecinos de la zona. La familia de Saúl se enteró del hecho por aviso de la familia de Ruth, que les trajo algunos elementos que habían quedado en el lugar del hecho: un zapato y una carterita que el joven usaba.


En el mismo momento la familia comenzó la búsqueda ante las fuerzas policiales, militares, en la Conferencia Episcopal, en la AMIA, y presentaron varios Habeas Corpus, de los cuales uno dio positivo: referían que Saúl tenía orden de captura por orden del Comando del 3er Cuerpo de Ejército por pertenecer a la OCPO. Sergio exhibió en la audiencia el original de la respuesta del recurso, que fue incorporado a la prueba del debate. Sergio contó que la noticia trajo esperanza a la familia, que pensó que Saúl podía ser legalizado como preso político, pero no fue así.
Pese a esto, y a que su padre cayó en una profunda depresión, Sergio continuó la búsqueda con su madre, que se vinculó a la Asociación Madres de Plaza de Mayo. Por datos recibidos del padre de un amigo, supo que su hermano podía haber pasado por la Brigada de San Justo o la brigada de San Martín. Pero fue recién en un encuentro fortuito en una marcha en la que se cruzó con Graciela Gribo que pudo confirmar el destino de su hermano. Graciela estudiaba medicina con Claudia Kohn, y conocían a Saúl de algunas reuniones políticas. La sobreviviente le dijo que lo había cruzado estando secuestrada en la Brigada de San Justo y en el Pozo de Banfield y que creía que su hermano había sido liberado.
En la audiencia 23 de este debate Gribo relató que, tras ser secuestrada en diciembre del ’77, compartió cautiverio con Saúl en la Brigada de Investigaciones de San Justo, y en marzo del ‘78 Szajnbaum, ella y Claudia Kohn fueron  llevados juntos al “Pozo de Banfield”.  Graciela dijo que en ese traslado vio por debajo de la venda que Saúl iba descalzo. Después se enteró que fue sacado de Banfield y nunca más supo nada de él.
A su vez Sergio contó que con el tiempo, y a través de una amiga exiliada en Suecia, pudo contactar a la sobreviviente Adriana Chamorro, que le contó a su amiga que Saúl estuvo en el Pozo de Banfield por lo menos hasta el 14 de mayo del ’78, cuando fue llevado en “traslado” con un grupo de militantes uruguayos secuestrados, lo que muy probablemente significara su muerte.
Sergio recordó a su hermano como “una persona muy íntegra y brillante intelectualmente. Muy humano, solidario y cálido. Fue coherente como militante y como luchador por la transformación social. Puedo afirmar que en la tortura no dijo nada”. Sobre las consecuencias en la familia por la desaparición de Saúl dijo que “yo militaba en un frente estudiantil, pero tuve que dejar.  Me quedé a buscar a mi hermano hasta cuando pude. Después me fui unos meses a México. Yo estaba desequilibrado, mi madre internada en una clínica con un cuadro psicótico y mi padre con una gran depresión. Volví a continuar la búsqueda en plena dictadura y ya para el año ’79 me llegó un dato de que estaba muerto. Mi otro hermano Mario hasta hoy no puede soportar hablar del tema”.
Sergio terminó su exposición exigiendo justicia por su hermano y recordó que en septiembre de 2018 se realizó un acto de colocación de baldosas de la Memoria en
la EMET 9 “Ingeniero Luis A. Huergo” en homenaje a los estudiantes desaparecidos. Como egresado de la escuela figura el nombre de Saul Jaime Szajnbaum, y de los militantes Oscar Miranda, Carlos Gambande, Juan José Ficarra, Daniel A. Melia, Guatavo A. Cagide, Claudio A. Ferraris, Ricardo A. Cravello, Rubén O. Morresi, Luis Matsuyama y Eduardo Leguizamón.
 
La próxima audiencia será el miércoles 15 de mayo  desde las 11 hs. Para presenciarla sólo se necesita concurrir a los Tribunales Federales de 8 y 50 con DNI.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario