El 13 de agosto comenzó en La Plata el juicio por los crímenes cometidos en el Centro Clandestino de Detención de la Brigada de Investigaciones de San Justo. El debate incluye imputaciones a 19 represores por 84 casos, 31 de los cuales corresponde a personas detenidas-desaparecidas. LAS AUDIENCIAS SON LOS MIÉRCOLES DESDE LAS 10 AM EN LOS TRIBUNALES FEDERALES DE LA PLATA, CALLE 8 Y 50. (Se extenderá hasta 2019).

domingo, 30 de diciembre de 2018

28 DE NOVIEMBRE: DÉCIMO TERCERA AUDIENCIA

MEMORIA DE LOS COMPAÑEROS

Con los testimonios de un sobreviviente que vio a varios secuestrados que venían de San Justo, un ex militante de base que compartió actividad política con ellos y el hijo de un trabajador desaparecido, continuó el debate por uno de los CCD más grandes del Terrorismo de Estado en la zona oeste del conurbano.
Por HIJOS La Plata



En primer término se escuchó el testimonio de NIEVES LUJÁN ACOSTA, sobreviviente de 3 Centros Clandestino de Detención del “Circuito Camps” que brindó un relato breve, de no más de 10 minutos, especificando sobre su conocimiento de algunas personas desaparecidas que son caso como víctimas en este juicio.
El testigo, albañil y en los ’70 militante platense en la Unidad Básica Capoano Martínez del barrio platense de Tolosa, contó que fue secuestrado en su casa el 3 de agosto de 1977. Fue llevado a la Brigada de Investigaciones de La Plata en 55 entre 13 y 14, donde permaneció 1 mes, luego trasladado al Pozo de Banfield, donde estuvo poco más de 1 mes, y finalmente pasó 15 meses en la Comisaría 3ra de Lanús, en Valentín Alsina.
En la Brigada platense Acosta sufrió torturas e interrogatorios sobre su actividad en el barrio, que se reducía a tareas comunitarias como hacer tendidos de luz, de agua o colaborar realizando las veredas a los vecinos. En Banfield  compartió cautiverio en el mismo calabozo con los desaparecidos Santiago Cañas y Roberto Aued, y pudo saber de otros detenidos como Alfredo Narciso Agüero, Jorge Catanese y los hermanos Moreno Delgado.
Con sólo 17 años, Agüero militaba en Juventud Universitaria Peronista (JUP). Había sido secuestrado el 29 de agosto de 1977 en casa de una tía suya en Villa Insuperable. Hasta allí llegaron los represores con su hermano Lino, secuestrado para marcar la casa donde estaba. Antes habían ido al restaurant de la familia en Ciudadela, Tres de Febrero, y habían reducido a todo el grupo: el padre Narciso, la madre, los hermanos Lino y Jorge, una cuñada y los sobrinos. Por testimonios de sobrevivientes se sabe que Alfredo estuvo en la Brigada de San Justo desde el momento de su secuestro y hasta fines de septiembre del ’77. “Agüero me comentó que el papá tenía un restaurant en Ciudadela, donde él trabajaba, y que lo secuestraron”, dijo Acosta en la audiencia. El caso de Alfredo Agüero integró la acusación de la causa 44/85 contra la cúpula de la bonaerense. Ahora se juzga en específico su cautiverio en la Brigada de San Justo. Sobre su paso por las Brigadas de San Justo y Banfield queda escuchar en el debate los testimonios de su hermano Lino, que fue testigo ocular del secuestro y traslado a San Justo, y de los Moreno Delgado, quienes compartieron cautiverio y fueron trasladados con Alfredo. Estos testimonios están estipulados para la audiencia de la segunda semana de diciembre.

Sobre los hermanos José y Antonio Moreno Delgado, también caso en este juicio, el testigo recordó que tenían un taller de carpintería en calle San Martín de Merlo, donde trabajaban con el hijo de uno de ellos. Allí fueron secuestrados junto a María Elena Ianotti el 14 de septiembre del ‘77. Acosta afirmó que “eran de San Martín, pero no recuerdo si me dijeron que estuvieron en San Justo. También lo vi a Catanese, pero no sé de dónde venía”. Jorge Catanese, luchador de catch apodado “Yolanka” por el personaje que desempeñaba en esa actividad, militaba en Montoneros, fue secuestrado el 15 de septiembre del ’77, pasó poco más de una semana en la Brigada de San Justo y luego fue llevado a Banfield. Continúa desaparecido y conforma el caso Nº18 de la acusación contra 9 de los represores juzgados en este debate.
Además Acosta se acordó a una pareja de quienes solo recuerda los apodos: una chica a la que le decían “Rata”, que llegó a Banfield y recién había tenido un bebé y su compañero “Palito”.
Nieves Luján Acosta declaró en Juicio por la Verdad en 1999 y en el juicio denominado “Circuito Camps” de 2012, donde por su paso por la Brigada platense fueron condenados Miguel Etchecolatz y otros 4 genocidas. Por fuera de este juicio Acosta es testigo esencial del asesinato de Daniel Mariani, el hijo de Chicha Chorobik de Mariani, porque militaba con él, con el matrimonio desaparecido de Roberto Aued y Graciela Médici, quienes le contaron en Banfield que vieron caer asesinado a Mariani mientras huía de un operativo que los venía a buscar en agosto de 1977. El hecho se investiga en la causa Nº 202/2010 de los tribunales federales platenses.
En segundo turno se escuchó a ESTEBAN RODRÍGUEZ, militante de base de la JP en los ’70 en Ciudadela, partido de Tres de Febrero. Rodríguez relató que comenzó a militar en el año ’71 y participó de movilizaciones y actividades sociales. Fue uno de los impulsores de la Asociación Gremial de Artesanos en el año ’74 y exponía sus trabajos en la Plaza San Martín de Ciudadela. Así conoció a muchos militantes como “Bocha”, Alfredo Agüero, Jorge “Chupete” De Iriarte y José “Pipo” La Bruna, todos desaparecidos.
De “Pipo” La Bruna dijo que fue su compañero del barrio, del colegio, de trabajo y de militancia. Además dijo que se organizaba en la Juventud Trabajadora peronista (JTP). Para entonces La Bruna tenía un cargo en el  Hospital local “Ramón Carrillo”, pero cumplía funciones como empleado administrativo en el Instituto de Oftalmología “Pedro Lagleyze” de Capital Federal. El testigo rememoró que muchas de las reuniones políticas del grupo se realizaban en el restaurant de la familia Agüero, donde trabajaba y vivía toda la familia. Según Rodríguez en agosto de 1977 “Pipo” le había mencionado a una compañera llamada Edith García que tenía temor por lo que pudiera informar su cuñado a los represores del CCD Brigada de San Justo, con quienes tenía una relación fluida. El 13 de agosto Edith fue secuestrada de su trabajo como enfermera en el Hospital Carrillo. Según Rodríguez “habían ido a buscar a ‘Pipo’ y como no estaba se llevaron a Edith”. Dos días después “Pipo” fue secuestrado de su trabajo en el “Lagleyze” frente al personal del instituto. Tenía 23 años. Para Rodríguez el hermano de la esposa de “Pipo”, Jorge Gerard, era de inteligencia y “entregó a ‘Pipo’ a los represores de San Justo. Le confirmó a la madre de ‘Pipo’ un supuesto acuerdo para la salida a Italia, pero no se dio. Es alguien que debería ser llamado a declarar, porque sabe mucho”. El testigo agregó que  en un homenaje realizado en agosto pasado por la memoria de La Bruna, acusó al micrófono a este hombre de apellido Gerard, que estaba presente. “Cuando lo acusé a Gerard frente a todos, se puso colorado y antes de retirarse se acercó a los hijos de ‘Pipo’ y les dijo que más adelante les contaría la verdad sobre lo que le había pasado a su padre. Ellos nunca pudieron saber la verdad sobre el destino de su padre. Incluso recién en 1992 se enteraron que la historia de un accidente aéreo, que les habían contado durante todos esos años, no era real”.

Además el testigo aportó un dato fundamental que certifica el paso tanto de Agüero como de La Bruna por la Brigada de San Justo: la hermana de La Bruna le contó que habló con la madre de Agüero, y esta le dijo que el 25 de agosto del ’77 un grupo de tareas fue al restaurant de los Agüero con “Pipo” secuestrado, que estaba muy demacrado, golpeado, con un sobretodo y que casi no lo conoció. El mismo día fue secuestrado en su casa de Morón a “Chupete” De Iriarte, trabajador del hospital Carrillo. Cuatro días después van a buscar a Alfredo al restaurant, secuestran a su hermano y lo llevan hasta donde estaba Alfredo. La coordinación del grupo de tareas luce hoy evidente, por la secuencia de caídas de Edith, luego de La Bruna, luego de De Iriarte y finalmente de Agüero.
Reivindicando con orgullo la militancia de los ’70, Rodríguez afirmó que la mayoría de los militantes de la época eran activistas de base, con acción social, sindical, cultural: “Si hubiera sido cierto que la militancia política estaba volcada a la acción armada, les aseguro que el Ejército no hubiera podido frente a los 30 mil”, concluyó.
El último testimonio fue el de PABLO DE IRIARTE, hijo del detenido desaparecido Jorge Luis De Iriarte e integrante de HIJOS La Matanza. Jorge había nacido en octubre de 1950 en Verónica, partido de Magdalena. Se casó con Sara Matilde Astorga y tuvieron dos hijos: Pablo y José. Jorge trabajaba como como oficial calderista en el Hospital “Ramón Carrillo” de Ciudadela, donde era delegado de ATE, y hacía changas como mozo en el Autocine Capital Federal.
Pablo contó que a las 11 de la noche del 25 de agosto de 1977, cuando él tenía 4 años y su hermano 3, cayó a su casa un operativo de 8 hombres de civil fuertemente armados que se presentó como “del servicio de inteligencia del Estado”. En el domicilio de Cucha Cucha 1282, en Morón, estaban la abuela, el abuelo y una tía de Pablo despiertos, mientras el resto de la familia estaba durmiendo: en una pieza la madre de la abuela, en otra los tíos y su prima y en una tercera sus padres y su hermano.
La tía les abrió, ingresaron violentamente y dieron vuelta todo. Revisaron la pieza de la abuela, una señora muy mayor, y luego la de los tíos. Redujeron al tío con una pistola en la cabeza y preguntaron por Jorge Luis De Iriarte. Luego fueron a la habitación de sus padres. Su padre salió y los represores dijeron “afirmativo”. A su madre y a los chicos los retuvieron en la cama, mientras revolvían el cuarto. A su padre lo hicieron vestirse y despedirse, para llevárselo y ubicarlo en la parte trasera de un auto.
Pablo recordó que en el operativo rondaba la zona un helicóptero y que por dichos de un vecino, al que los represores le habían preguntado por la casa de “De Iriarte que trabaja en el hospital de Ciudadela”, supieron que también hubo vehículos del Ejército en la zona. Cuando la tía de Pablo salió a la calle insultó a los represores y uno le dijo “quédate ahí porque te pegamos un tiro”. Fue la última vez que la familia vio a Jorge. Tenía 26 años.
Con el tiempo y la búsqueda de datos de la militancia de su padre, Pablo pudo saber que Jorge militaba con Alfredo Agüero, José La Bruna, y Edith García, y que todos están desaparecidos. También conoció a Javier Velázquez, compañero de su padre al que conoció en un homenaje a su padre. Supo también que las reuniones políticas se hacían en el restaurant de los Agüero, que todo el grupo fue desaparecido y que su padre pasó por la Brigada de San Justo y el “Pozo de Banfield”.
Pablo recordó que su abuela Aurora presentó Habeas Corpus en Morón y San Martín, e hizo denuncias en la comisaría 4ta “Gervasio Pavón” de Morón, ante la ONU y la Cruz Roja. También rememoró que con su hermano acompañó a su madre a realizar gestiones al Ministerio del Interior, pero siempre les respondían negativamente. Además sufrieron la infamia de que les mandaran telegramas desde el Hospital Carrillo diciendo que había hecho abandono de su trabajo, y lo dejaron cesante sin reparar su legajo hasta hoy. También dijo que en el hospital su madre se cruzó con el padre de Agüero y se enteró del secuestro de Alfredo. Luego hubo otros encuentros con los Agüero, y su familia contactó a los hermanos Antonio y José Moreno Delgado, sobrevivientes de San Justo y Banfield, que les contaron que cuando estuvieron detenidos se habían cruzado con Alfredo Agüero, que les dijo que en una celda contigua estaban sus compañeros de militancia “Chupete” y “Fierrito” Lavalle. Otro dato del paso de su padre por San Justo y Banfield lo tuvieron de parte de Jorge Gambero, esposo de la desaparecida María Elena Ianotti, que les confirmó que un ex detenido les comentó que a su padre lo habían visto en esos lugares.
Pablo visitó dos veces la Brigada de San Justo en momentos de su señalización, y en su testimonio se sumó al pedido de que el lugar sea desafectado y se transforme en un espacio de memoria. Para finalizar Pablo leyó muy conmovido un texto que escribió su abuela Aurora a su padre, con motivo de su cumpleaños 29,  titulada “carta a mi hijo ausente”. Allí la abuela le escribió a Jorge: “Es muy difícil superar mi querido este dolor, pero tengo que hacerlo. Y te digo que es el más grande de mi vida. Porque a este pobre corazón mío le han sacado un pedazo que sos vos. Y hasta que no vuelvas va a seguir sangrando”.
Pese al paso del tiempo con impunidad, valor de los familiares de dar testimonio y por diversas defecciones de la justicia federal platense, los casos de José “Pipo” La Bruna y de Jorge Luis “Chupete” De Iriarte no forman parte de este juicio, al igual que los casos de otros 30 compañeros cuyo paso por la Brigada de San Justo está constatado en los testimonios de decenas de sobrevivientes y consignado en el listado elaborado por el CODESEDH. Por ellos se pretende que los familiares y compañeros, pese a dar testimonio del horror, continúen esperando justicia.

La próxima audiencia será el miércoles 5 de diciembre desde las 14hs (un poco más tarde de lo habitual). Para presenciarla sólo se necesita concurrir a los Tribunales Federales de La Plata, en 8 y 50, con DNI.

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