El 13 de agosto comenzó en La Plata el juicio por los crímenes cometidos en el Centro Clandestino de Detención de la Brigada de Investigaciones de San Justo. El debate incluye imputaciones a 19 represores por 84 casos, 31 de los cuales corresponde a personas detenidas-desaparecidas. LAS AUDIENCIAS SON LOS MIÉRCOLES DESDE LAS 10 AM EN LOS TRIBUNALES FEDERALES DE LA PLATA, CALLE 8 Y 50. (Se extenderá hasta 2019).

domingo, 14 de octubre de 2018

26 DE SEPTIEMBRE: SEXTA AUDIENCIA

EL CÓNDOR EN SAN JUSTO

La nieta restituida Victoria Moyano Artigas describió detalladamente la persecución y el secuestro de sus padres, que pasaron por los CCD de San Justo, Quilmes y Banfield,  como parte de la acción del “Operativo Cóndor” en pleno tercer gobierno peronista. Además un sobreviviente y su hijo narraron las consecuencias del horror que vivieron cuando la represión llegó al Complejo 17 de Octubre en La Matanza.
 
Por HIJOS La Plata - Fotos de la audiencia por Juan Cicale
 

Comenzando la audiencia María Victoria Moyano Artigas, nieta restituida e hija de los detenidos desaparecidos Alfredo Moyano y María Asunción Artigas, relató la militancia de sus padres en Uruguay y la persecución que sufrieron antes de llegar a Argentina. Su padre era estudiante del Liceo y su madre en la facultad de Medicina. Se conocieron en las movilizaciones callejeras, previo a la dictadura, y desde allí desarrollaron sus tareas políticas desde el grupo llamado Resistencia Obrero Estudiantil (ROE). Victoria contó que pudo encontrar entre información desclasificada por el Estado Uruguayo informes de inteligencia de la actividad política de su padre en la toma del Liceo y su intervención en una asamblea. Dijo que el seguimiento de la familia Artigas lo hacía personalmente José "Nino" Gavazzo Pereira, integrante del Servicio de Información y Defensa (SID) del Ejército uruguayo y activo agente del Plan Cóndor, que como tal estuvo al frente de Automotores Orletti y es responsable directo, entre otros crímenes de lesa humanidad, de la desaparición forzada de 140 uruguayos en la Argentina. Condenado en Uruguay en 2002 a 2 años con libertad condicional, y en 2014 como autor responsable de 28 delitos de homicidio muy especialmente agravados, actualmente cumple prisión domiciliaria pedida especialmente por el entonces presidente José Mujica. “Gavazzo se presentaba personalmente en el domicilio de mis abuelos, se llevaba detenido a  los tres hijos mayores, los interrogaba, dejaba detenido a uno de ellos y al resto los liberaba”, dijo la testigo. De hecho agregó que la familia de su madre fue perseguida de conjunto: “mis padres antes de viajar a la Argentina fueron detenidos y torturados en el Uruguay varias veces y mi abuela y abuelo tuvieron que recorrer cárceles visitando a mis tíos, torturados a diario (porque así era la prisión política, con la tortura completamente legalizada) mientras viajaban a la Argentina a buscarnos a nosotros tres”.
Los padres de Victoria decidieron casarse y refugiarse en Argentina en diciembre del ‘73, donde continuaron ligados a los grupos de militancia uruguaya en el país. En el ‘74 su madre pidió ser refugiada política en el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los refugiados (ACNUR). Recordemos que ya en el año ’74  se dio el crecimiento sostenido del accionar represivo de bandas policiales y paraestatales desplegadas por el gobierno peronista. Estaban en plena vigencia las leyes nacionales 20.642 (reforma del Código Penal) y 20.840 (de “actividades subversivas”) que acentuaron el rigor de las penas por delitos políticos y sirvieron de base para la persecución a la militancia de izquierda. En abril del ‘74 se sancionó el decreto N° 1.302 firmado por el propio Perón y su ministro de Defensa, Ángel Federico Robledo, que prescribía las directivas “Topo” y “Yacaré” aplicables para los conflictos denominados “graves” y cuyo objetivo era “Eliminar las acciones subversivas violentas y no violentas, las causas que las provocan y consolidar espiritual y materialmente al régimen democrático”. Además mencionó que por una investigación propia pudo determinar que ya en el año ’74 hubo 5 militantes uruguayos detenidos en San Justo, que por allí pasó Amaral García Hernández (hijo de militantes tupamaros secuestrados en Capital Federal apropiado en 1974 y restituido en 1985), y que en el ’75 fueron detenidos en la Brigada 26 militantes uruguayos y 5 militantes argentinos del ERP en un denominado “Operativo Dragón”. De hecho en marzo o abril del ‘75 los padres de Victoria son secuestrados por policía bonaerense junto a su abuela paterna, Enriqueta Santander de Moyano, en el departamento de Güemes 3081 de Capital Federal. Uno de los represores utilizó el término "botija" para referirse a Alfredo. Los tres son llevados cuatro días a la Brigada de San Justo e interrogados por personal de inteligencia uruguayo, hecho que declaró su abuela en la causa Camps Nº44 de la década del ‘80. “Ella creyó que fueron llevados a Cuatrerismo-Puente 12, pero por el relato del viaje y el lugar de tortura, no podía ser ahí sino la Brigada de San Justo”, dijo Victoria. Durante su cautiverio María Asunción reconoció al represor que utilizó el término "botija" como Gavazzo. Ese accionar conjunto de fuerzas de seguridad argentina y de inteligencia uruguaya está documentado en información desclasificada del Estado uruguayo, entre ellos el Memorandum I-09 del ’75.

 “Ese fue el accionar de la Brigada de San Justo en el ’74 y ’75. En este juicio lo que se está investigando es una pequeña porción de lo que sucedió en este centro clandestino, que lejos de ser un ‘centro de registro de detenidos’ ya estaba interviniendo en lo que se denominó ‘Plan Cóndor’, que siempre se dice que fue la coordinación represiva entre las dictaduras del cono sur, pero ya en el gobierno constitucional de Isabel Martínez de Perón no sólo intervino la Triple A sino que intervinieron de manera conjunta fuerzas armadas uruguayas y fuerzas de seguridad argentinas en comisarías. Y para hacer todo esto tenía que estar en conocimiento el Poder Ejecutivo con todos sus ministros, y la justicia cómplice que blanqueaba la situación de secuestro y tortura. Entonces San Justo no es sólo lo que se está juzgando acá, sino también nada más y nada menos que la colaboración con dictaduras vecinas. Y por este hecho del ’75 en que mis padres y mi abuela fueron secuestrados y torturados no hay ningún imputado en este juicio. Lo mismo con los hechos de los otros compañeros secuestrados en esa redada”. Sumó además el caso del hermano menor de su madre, Dardo Artigas, que entre el ’75 y el ’77 fue detenido y torturado en Argentina en una visita a las casa de los padres de Victoria cuando tenía 12 años, hecho que declaró en el juicio plan sistemático en Roma.
Sobre el segundo secuestro de sus padres la testigo contó que para el año ’77 la pareja vivía en Berazategui y ya estaban militando en el Movimiento de Liberación Nacional- Tupamaros (MLN-T) y ligados por su actividad a los GAU (Grupo de Acción Unificadora) de la Argentina. Fueron detenidos el 30/12/77, y estuvieron en varios centros clandestinos del “Circuito Camps”: primero en Cot I Martínez, luego en la Brigada de San Justo, luego en el “Pozo de Quilmes” y en el “Pozo de Bandfield”. Agregó que este segundo hecho lo vincula a otro accionar conjunto de la Policía Bonaerense, con las fuerzas armadas uruguayas, esta vez tras la caída en noviembre del ’77 del dirigente montonero Oscar De Gregorio en Montevideo con una cédula de identidad falsa de una ciudadana uruguaya militante del GAU. Ello generó una coordinación entre efectivos de inteligencia uruguaya y agentes de la ESMA argentina que viajaron a Uruguay y desencadenaron unos 50 operativos contra militantes GAU en Montevideo. La persecución hacia esta organización continuó en Argentina para liquidarla por su relación con Montoneros, en lo que dieron a llamar “Operativo Montonero”.
La testigo dijo que por los testimonios de los sobrevivientes Adriana Chamorro y Eduardo Corro pudo reconstruir el cautiverio de sus padres. Así supo que cuando la secuestran su madre estaba embarazada de casi dos meses, pero recién lo confirmó durante su cautiverio y con la ayuda de María Antonia Castro, otra de las detenidas uruguayas que era médica. Chamorro también le confirmó que compartió la celda con su madre durante un período muy largo incluso posterior al parto de Victoria en Banfield, y que mientras Adriana fue trasladada por un día entre el 15-16 de mayo del ’78 a la Brigada de San Justo, fue trasladado su padre de Banfield con un contingente de todos los uruguayos detenidos. Su padre tuvo comunicación con Corro en Banfield, quien le informó que estaba a punto de ser padre, pero nunca pudo saber del nacimiento de la niña. El aviso del nacimiento a la familia lo realizaron algunos de los liberados del “Pozo de Banfield”. También por Corro sabe que su madre estuvo en el Pozo de Banfield hasta por lo menos octubre del ’78. Victoria reflexionó que si bien su padre y su madre siguieron el mismo circuito de traslados, estando en San Justo entre febrero y abril del ’78, sin embargo en este juicio sólo hay imputados por su madre y no por su padre.
La testigo contó además el perverso mecanismo de partos clandestinos y apropiaciones de hijos de desaparecidos que se realizaba en coordinación entre los CCD de San Justo, Banfield y Quilmes. “Yo nací en el Pozo de Banfield, pero fui anotada por el médico Jorge Vidal como nacida en una dirección que es Charcas al 2.700 (entre Venancio Flores y Melo) en Lomas del Mirador, que corresponde al domicilio de otro represor de San Justo que es Carlos Ferreira, que nunca estuvo imputado. Mi cautiverio y mi apropiación fueron gestionadas desde la Brigada de San Justo”. Victoria mencionó además que en los casos de María José Lavalle Lemos fue apropiada por la agente de San Justo Teresa González, y en el de Paula Logares Grinspon por el efectivo de la Brigada Rubén Lavallén. Victoria fue apropiada por Oscar Antonio Penna, comisario mayor y jefe de la Brigada de San Justo durante los años ’78 y ’79, que la entregó a su hermano Víctor y su cuñada María Elena Mouriño. Su apropiador, que la había anotado como Victoria Penna, murió cuando ella tenía un año: “A quien no saben quién pasó a ser la figura paterna? Nada menos que Oscar Penna, responsable del secuestro, torturas y desaparición de mis padres”. Oscar Penna fue procesado y detenido por el juez Corazza en 2005, pero murió impune. 

Pese a todo las abuelas de Victoria, Enriqueta Santander y Blanca Nilo de Artigas siempre la buscaron. Cuando ella tenía 9 años, en diciembre de 1987, fue a verla el juez de Morón Juan Ramos Padilla y le contó que tenía otra familia. Entonces le realizaron el examen de ADN y la llevaron 3 días con una familia sustituta. Luego conoció a sus abuelas y fue a vivir con ellas.
Sintetizando su extensa exposición Victoria Moyano, militante del Ceprodh-PTS, se dirigió directamente al tribunal al decir que “A las víctimas nos tocó declarar sistemáticamente en estos juicios pobrísimos. Somos nosotros los que investigamos, hablamos con testigos y cruzamos datos. Es imposible que este tribunal haga un mínimo de justicia si separan a San Justo de Banfield y Quilmes. Es un error gravísimo. No hay un solo imputado por el paso de mi padre por San Justo, ni por las nietas que fuimos apropiadas con participación de efectivos de San Justo. Fragmentar las causas es garantizar impunidad”. Por último, y tras realizar un reconocimiento a los ex detenidos que se animan a prestar declaración aún pasado tanto tiempo, Victoria lanzó una afirmación que sale al cruce del negacionismo imperante en la era Macri: “Seguimos luchando por cada uno de los 30 mil desaparecidos. Porque son 30 mil, y son más de 30 mil, ya que yo estoy trayendo hoy acá casos no registrados. Porque acá hubo un genocidio y ustedes deben reconocerlo así”, dijo mientras miraba de frente a los jueces.
 

A continuación Néstor Raúl Barberán, hijo del sobreviviente de la Brigada Rodolfo Atilio Barberán, relató el secuestro de su padre y el allanamiento de la casa familiar, que ocurrió cuando él tenía 11 años. Aquella noche del 27 de marzo de 1978 estaban  los padres y 3 hermanos en su departamento del primer piso del monoblock 29 del Complejo Habitacional 17 de Octubre (Ruta 4 y Avenida Crovara - La Matanza) cuando escucharon ruidos extraños y movimiento de gente. Los ruidos se hicieron cada vez más pronunciados y en un momento la madre lleva a los chicos a su pieza, mientras ven que los represores estaban tirando ganchos con sogas para subir por el balcón del departamento, a la vez que otros violentaban la puerta de entrada. “Entraron en manda, como animales” dijo Néstor. Relató que escuchó cómo redujeron a su padre en el piso mientras lo golpeaban y  llevaron a su madre aparte con  tirones del pelo y trompadas. Los represores estuvieron 4 horas revolviendo el lugar y amenazando a toda la familia. Entonces escuchó que se llevaban a su padre y cuando salió a mirar por el balcón vio que lo habían cargado en un Ford Falcon color musgo y se lo llevaron. Pero el tormento no terminó allí, ya que el grupo de tareas volvió a la casa al rato. Golpearon nuevamente a su madre y allí vio que todos los represores estaban armados, algunos vestidos de verde y gris, y que los responsables del operativo se comunicaban por Handy.
El testigo contó que en aquellos tiempos los chicos del barrio conocían muy bien a los profesionales que desarrollaban tareas sociales en el barrio, tanto a los médicos como a las docentes. “En el centro comunitario nos daban chocolate y galletitas, cosa que no siempre teníamos ya que había muchas carencias” dijo. Recordó también que a partir de un momento comenzaron a sucederse los operativos policiales y militares, tanto que una vez el Ejército cercó completamente el barrio, que constaba de varios kilómetros. “Como niños naturalizábamos lo que sucedía y jugábamos a secuestrarnos entre nosotros”, afirmó Néstor. Agregó que además del hecho de su padre también presenció en el barrio el secuestro del médico de la salita sanitaria Jorge Heuman, ocurrido el 29 de marzo del ‘78, cuando “un grupo de personas armadas y en un Falcon los corrieron 100 metros y le dispararon. Después lo arrastraron y se lo llevaron en el auto”. Supo de otros secuestros como los de Aureliano Araujo, Abel De León y un señor de apellido Casco.
Reflejando las consecuencias que la represión tuvo en su familia, Néstor contó que en el tiempo que su padre estuvo desaparecido, aun siendo un niño, tuvo que salir a trabajar vendiendo diarios y garrapiñadas. Siempre encaré muchas cosas, pero nunca pude terminar nada. Me costó mucho superar lo que pasó. Pasamos muchas carencias y nos arruinaron la vida”. Dijo también que cuando su padre fue liberado las cosas habían cambiado mucho en su percepción de la policía: “Pasamos del policía que te ayuda a cruzar la calle a odiarlos.
 

El último testigo de la jornada fue el propio Rodolfo Atilio Barberán, quien relató que llegó al Complejo 17 de octubre con su familia en 1973. Por entonces se enteró que se estaban entregando departamentos y que la obra estaba demorada, con lo cual se organizaron con los vecinos en una ocupación. Se ubicaron en el monoblock 29, escalera 34. Barberán contó que a partir de ello se comenzó armó una comisión vecinal con delegados por escalera que comenzaron a realizar reclamos por la continuidad de las obras y pidiendo servicios de salud y educación que no existían en el barrio. Con el tiempo consiguieron la salita sanitaria, ayuda escolar, obras de agua y sobre todo avanzar en la tenencia provisoria de las viviendas en gestiones ante el Instituto de la Vivienda y el Banco Hipotecario Nacional. Relató la conmoción que causó el secuestro de la referente vecinal Cirila Benítez el mismo 24 de marzo del ’76 y que justamente luego de la misa homenaje a los dos años del hecho él también fue secuestrado. Rememoró el traslado a la Brigada de San Justo y las torturas que sufrió en varias oportunidades. El sobreviviente estuvo en San Justo hasta octubre del ’78, y allí pudo ver a otros detenidos como Jorge Heuman, Amalia Marrón y Norberto Liwski, y supo que también estaban Carlos Prieto y el sr Casco. Fue llevado a la comisaría de General Rodríguez, sufrió un Consejo de Guerra y fue derivado a la cárcel de Devoto. Lo liberaron recién en 1980.

Barberán, hoy secretario gremial de la seccional Misiones del Sindicato Argentino de Músicos (SADEM), contó que su mujer soportó severamente las consecuencias del operativo de su secuestro, y hoy se encuentra internada en Misiones tras sufrir dos aneurismas. La audiencia finalizó abruptamente cuando Barberán padre sufrió una descompensación, debió ser atendido por el SAME, y no pudo regresar a la sala. El Tribunal informó que se acordó concluir el testimonio por teleconferencia desde Misiones donde hoy reside el sobreviviente.
 
La próxima audiencia será el miércoles 3 de octubre desde las 11 hs (un rato más tarde que lo habitual). Para presenciarla sólo se necesita concurrir a los Tribunales Federales de 8 y 50 con DNI.

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