LA BRIGADA EN EL TERCER GOBIERNO PERONISTA
El testimonio de una sobreviviente de San Justo, confinada allí por casi un mes en Abril-Mayo de 1975, fue una muestra del accionar represivo clandestino en esa sede de la Dirección de Investigaciones en el conurbano oeste durante el tercer gobierno peronista. Y confirmó que la coordinación represiva del Plan Cóndor para entonces ya funcionaba en plenitud.
Por HIJOS La Plata
La vigésima audiencia del debate tuvo una sola testigo, la sobreviviente ELBA BALESTRI, que estuvo casi un mes recluida en la Brigada de San Justo tras ser secuestrada el 4 de abril de 1975 en casa de una compañera en Morón.
La testigo relató que por entonces estaba embarazada y con su compañero militaban en el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). El 4 de abril del ’75 fue por la mañana a la casa de su compañera Ema Lucero, en calle Balcarce 2647 de Morón, junto con el militante Sergio Pra. Al llegar al lugar, cercano a la base aérea de Morón, fueron sorprendidos por un operativo de hombres de civil armados que primero ametrallaron la vereda desde el techo de la vivienda para amedrentarlos y luego los entraron a la casa, los tabicaron y los esposaron. Una vez adentro pudieron ver que el domicilio estaba dado vuelta y había muchos represores dentro. Tras media hora de estar tirados en un colchón fueron subidos en un auto y tapados con una colcha. En el trayecto Elba escuchó que los genocidas dijeron “: Les va a pasar lo mismo que al ‘Capitán’”. Posteriormente ella dedujo que se referían a Alberto Munarriz, secuestrado en noviembre del ’74 en Buenos Aires, llevado al CCD Puente 12 y que continúa desaparecido, a quien sus compañeros apodaban “Capitán”.
Balestri recordó que al llegar a un determinado lugar fue subida por una escalera y llevada a una sala con una camilla donde 3 represores comenzaron a interrogarla e insultarla. Luego la torturaron con picana eléctrica y preguntaban su nombre de guerra y datos de sus compañeros. Ella tenía el documento de identidad en la cartera, con lo que no entendía por qué insistían con la identificación. Les daba su domicilio de la provincia de Córdoba y no le creían. “¡Vos sos uruguaya!”, le decían. Además Balestri notó que los interrogadores no tenían acento porteño, y uno se acercó en un momento y dijo “Esta no es nuestra”. A partir de allí la tortura la continuaron otros represores propios del lugar. Elba pedía por favor que pararan y la atendiera un médico por su embarazo. Aun así continuaron con la picana. La testigo afirmó que en esas circunstancias pudo escuchar que también estaban siendo torturados allí su compañero Sergio Pra y el dirigente de la JP Juan Carlos Dante Gullo. Tras un día de tormentos Elba fue puesta sola en una habitación donde intentó recuperarse. Al recobrar fuerzas logró desatarse, inspeccionar el lugar y pensó en escapar: abrió una puerta, vio una escalera que bajaba, una venta que daba a un patio, pero estaba enrejado, por lo que decidió abandonar la idea. Luego de esto la fotografiaron y le tomaron una declaración. Y tras un par de días la llevan a una habitación grande con otras mujeres. Allí encontró a su compañera Ema Lucero, que le confirmó que estaba en la Brigada de San Justo. Juntas pudieron hacer el recuento de las personas detenidas y dedujeron que había habido varios operativos entre fines de marzo y comienzos de abril en Morón, La Matanza, San Martín, Ciudadela e Ituzaingó, que había un grupo de una veintena de uruguayos secuestrados y que Elba, Pra, Lucero y Ramón Merani, todos argentinos, habían sido los últimos en caer.
La cadena de caídas se había iniciado en Uruguay con la detención en Paysandú del militan del MLN Tupamaros que tenía su esposa y su hermana viviendo en San Justo. Por eso en los interrogatorios y torturas de todo este grupo de detenidos participaron agentes uruguayos, entre los cuales se identificó al Mayor José “Nino” Gavazzo. Balestri recordó que en un momento los represores vinieron a buscar a la celda a las militantes uruguayas Emilia Carlevaro y Marina Lombardi y las devolvieron torturadas por agentes uruguayos.
La lista completa de los detenidos en estos operativos es la siguiente:
Uruguayos: Estela Favier de Carpanessi , Clarive Ducassou de Leguizamo, Ana María Bereau, Roque Mario Carpanessi Nadal (esposo de Estela Favier), Luis Miguel Datena Arias, Emilia María Carlevaro de Rocco, Marta Irene Cardoso De Rodríguez, Carmen Carballo de González, Fernando González Petraglia (esposo de Carmen Carballo), Sonia Magdalena Gonet Maino de Quiroga, Iris Noemi Quiroga Ale de Gimenez, Maria Cristina Olivera Colzani, Abel Ramon Acuña Aggero, Maria Emilia Parola Langhain, Andrés Felix Cultelli Chiribao, Marina Rosa Lombardi de Ruckz, Graciela Tadey Henestroza, Marta Edith Lockhart Santillán, Nidia Malvina Calegari de Cacciavillani, Adolfo Campbell Martinez, Hugo Maria Wilkins, Circe Bernardette Artigas, María Asunción Artigas Nilo, Alfredo Moyano Santander (esposo de María Asunción) y Enriqueta Santander de Moyano (madre de Alfredo); chilenos: Mónica María Inés Lucero, Ledda Giglia de Felippi y Cesar Dante Lopez; y argentinos: Elba Elida Balestri de Abdon, Ema Delia Lucero de Ivaldo, Flavio Ivaldo (bebé de 11 Meses, hijo de Ema delia Lucero), Ramon Pablo Merani, Susana Noemi Perez de Merani (Esposa de Merani) y Sergio Pra. La mayoría de estas personas fue luego blanqueada como detenidos legales y liberados. Fue una avanzada sobre la coordinación política que venían llevando adelante, formalmente desde noviembre de 1974, 4 organizaciones político militares del cono sur: el MLN Tupamaros de Uruguay, el PRT de Argentina, el MIR chileno y el ELN boliviano.
Tras un tiempo en esa situación, un día se presentó el entonces jefe de la Brigada de San Justo, el comisario Virgilio Brito y les dijo que a partir de entonces no los iban a torturas más. Brito cumplió funciones como jefe de la dependencia entre octubre del ’74 y enero del ’76, bajo órdenes del Director General de Investigaciones Ignacio García.
La testigo Balestri dijo también que por propia iniciativa buscó y encontró registros de la causa que armaron contra este grupo de militantes, que se encuentra archivada en los tribunales de San Isidro. Allí figuran los nombres del todo el personal de la Brigada de San justo que participó del operativo. También ofreció sumar a la causa copia de una nota aparecida en el diario La Prensa sobre el operativo. En su edición del 11 de abril de 1975 el diario La Prensa tituló “Desbaratóse una poderosa organización subversiva” e informó que “la jefatura de policía informó anoche” sobre el operativo, donde fueron detenidos 21 uruguayos y 4 argentinos. En verdad la información fue publicada por el diario de la familia Gainza Paz seis días después de los operativos, con fotografías de personas que a en ese momento estaban confinadas clandestinamente en la Brigada de San Justo y estaban sufriendo torturas. El diario transmitía sin reveses que la policía definía el accionar como “uno de los más importantes contra la subversión apátrida”. Era un anticipo, en un gobierno constitucional, del rol que cumpliría el medio como vocero de las Fuerzas Armadas en plena dictadura. La Prensa también informaba por esos días que el jefe de la bonaerense, comisario Enrique Silva, participaba personalmente de estos operativos junto al Director de Seguridad, comisario José Arrojo Fernández.
Reflexionando sobre aquellos sucesos, la testigo Balestri dijo que “no tengo dudas de que la Brigada de San Justo se utilizó para prácticas ilegales del Terrorismo de Estado que se desarrollaban como implementación del ‘Plan Cóndor’. Sobre estos hechos nunca se investigó nada. La impunidad sobre estos hechos alienta que vuelvan a repetirse. Eso fue en San Justo en el año ’75 y quedó claro el ’76 el uso de esos lugares oficiales como centro clandestino”.
Balestri afirmó también que en la Brigada el médico de policía que examinó a las detenidas en la Brigada de San Justo fue Jorge Bergés, quien inexplicablemente no forma parte de esta causa pese a haber varios testimonios que lo mencionan actuando en esa dependencia en el período que abarca este debate.
Balestri concluyó su testimonio refiriendo que a fines de abril del ’75 fue trasladada de San Justo a la cárcel de Olmos, donde dio a luz en septiembre de aquel año. Luego fue llevada para un interrogatorio a Devoto y devuelta a Olmos. Finalmente salió en libertad en 1983.
Ya en la sexta audiencia de este mismo debate, la perspectiva que abrió Balestri sobre la coordinación de la represión con agentes extranjeros antes del golpe había sido puesta de manifiesto por MARÍA VICTORIA MOYANO ARTIGAS, nieta restituida e hija de los militantes detenidos desaparecidos Alfredo Moyano y María Asunción Artigas, perseguidos en Uruguay, secuestrados en San Justo durante el tercer gobierno peronista y finalmente desaparecidos durante la última dictadura. Moyano dijo que el seguimiento de la familia Artigas lo hacía personalmente José "Nino" Gavazzo Pereira, integrante del Servicio de Información y Defensa (SID) del Ejército uruguayo y activo agente del Plan Cóndor, que como tal estuvo al frente de Automotores Orletti y es responsable directo, entre otros crímenes de lesa humanidad, de la desaparición forzada de 140 uruguayos en la Argentina. Además Moyano mencionó que por una investigación propia pudo determinar que ya en el año ’74 hubo 5 militantes uruguayos detenidos en San Justo, que por allí pasó Amaral García Hernández (hijo de militantes tupamaros secuestrados en Capital Federal apropiado en 1974 y restituido en 1985), y que en el ’75 fueron detenidos en la Brigada 26 militantes uruguayos y 5 militantes argentinos del ERP en un denominado “Operativo Dragón”. De hecho en marzo o abril del ‘75 los padres de Victoria fueron secuestrados por policía bonaerense junto a su abuela paterna, Enriqueta Santander, en Capital Federal. Los tres fueron llevados cuatro días a la Brigada de San Justo e interrogados por personal de inteligencia uruguayo, hecho que declaró su abuela en la causa Camps Nº44 de la década del ‘80. Moyano también aportó que este accionar conjunto de fuerzas de seguridad argentina y de inteligencia uruguaya está documentado en información desclasificada del Estado uruguayo, entre ellos el Memorandum I-09 del ’75, que pidió sea agregado a esta causa. “Ese fue el accionar de la Brigada de San Justo en el ’74 y ’75”, dijo Moyano y agregó lo que a esta altura es evidente: “en este juicio lo que se está investigando es una pequeña porción de lo que sucedió en este centro clandestino, que lejos de ser un ‘centro de registro de detenidos’ ya estaba interviniendo en lo que se denominó ‘Plan Cóndor’, que siempre se dice que fue la coordinación represiva entre las dictaduras del cono sur, pero ya en el gobierno constitucional de Isabel Martínez de Perón no sólo intervino la Triple A sino que intervinieron de manera conjunta fuerzas armadas uruguayas y fuerzas de seguridad argentinas en comisarías. Y para hacer todo esto tenía que estar en conocimiento el Poder Ejecutivo con todos sus ministros, y la justicia cómplice que blanqueaba la situación de secuestro y tortura”.
La investigación, el juicio y castigo de los crímenes cometidos por agentes de San Justo antes del golpe, como por represores uruguayos en la Brigada no es una tarea imposible. Sucede que la voluntad de la justicia argentina para revisar los delitos de lesa humanidad cometidos durante el tercer gobernó peronista es aún morosa y selectiva. En Uruguay el represor “Nino” Gavazzo acaba de ser procesado por el fiscal Ricardo Perciballe junto a otros represores por el caso de los hermanos Anatole y Victoria Julien, secuestrados en septiembre de 1976 en Buenos Aires junto a sus padres, y trasladados de Argentina a Chile por oficiales uruguayos en el marco del Plan Cóndor. La responsabilidad de funcionarios del tercer gobierno peronista en los más de 1.000 asesinatos cometidos entre 1973 y 1976 es hoy innegable, así como la persecución, la cárcel, la tortura y el exilio de miles de militantes opositores al régimen. Ya es hora de discutir a fondo la coordinación desde el Estado de la represión desplegada antes del golpe de marzo del ’76.
La próxima audiencia será el miércoles 13 de marzo desde las 11 hs (el miércoles 6 no hay audiencia). Para presenciarla sólo se necesita concurrir a los Tribunales Federales de 8 y 50 con DNI.
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